Primer fin de semana desde que llegué en el que me dedico a la vida contemplativa, el sábado llegué a la casa del siempre genial Maro con intención de ver el fútbol y tirar después pa Dallas, y hoy, veinticuatro horas después, me molestan las yemas de los dedos al teclear, sólo de tocar la guitarra.
Y es que entre que recibimos visita de Tyler (otros españoles), y que estábamos algo cansados, finalmente nos hemos tirado todo el fin de semana tocándonos los huevos (cada uno los suyos).
Con un break para disfrutar de Halloween, repartir caramelos a los niños, y ver esta fiesta tan americana, eso sí; Es lo que os podéis imaginar, niños por las calles (con los padres muy cerquita) llamando a las casas que dejan la luz encendida. Hasta en el cole repartimos una hoja con recomendaciones para tener una fiesta segura, en plan, no perdáis de vista a los niños, número de secuestros de otros años, etc.... normas, seguridad y ese poquito de miedo que parece guiar tanto control aquí.
La verdad es que me he acordado mucho de Carlos,
sobredosis de guitarra y de canciones,
han ido acompañadas generalmente de sus chistes
y su inmenso talento a lo largo de los 10 o 12 últimos años.
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